La manera en la
que le hablas
a un niño
hará la diferencia
en su vida…
Los niños…piezas frágiles cual cera en la que grabamos cada
instante; la manera en la que nos relacionamos con ellos dejará
marcas en su alma, en su vida, en su futuro; cada niño representa
una nueva oportunidad de cambiar las cosas, de hacerlo mejor, de
forjar en ellos sentimientos, en tanto más amor se le entrega a un
niño, mayor alegría se dejará en su corazón.
A veces damos consejos, pero no
enseñamos con nuestra conducta.
Muchas veces no nos percatamos de cómo hablamos con
nuestros hijos o con los niños en general, hacemos promesas
que jamás cumplimos, siempre decimos “ahora no, después”…
gritamos, despreciamos e incluso negamos amor y atención
a nuestros niños bajo cualquier justificación, no nos damos
cuenta de lo importante que somos para ellos, de lo valiosos
que somos en su vida, del ejemplo que somos en su camino
y de que para ellos cada oportunidad que
tienen de escucharnos es mágica.
Ojala tuviéramos un poco más de tacto cuando le hablamos
a un niño, cuando nos dirigimos a ellos, cuando grabamos
palabras en sus pensamientos y sentimientos en sus almas,
de seguro si pudiéramos ver por una pequeña ventana como
actuamos con nuestros hijos, sabríamos lo que debemos cambiar…
Debemos ser cuidadosos, ante todo, cuidar la manera en
la que le hablamos a los niños, para manifestarle nuestras angustias,
nuestras molestias y nuestro amor, no es únicamente cuidar como
se les reprende, también como se les ama y se les hace saber que
son lo más importante en nuestra vida, porque de lo sutil del amor
a lo terrible de la manipulación solo hay un paso, de allí tantos
niños que manipulan con su comportamiento, se vuelven
caprichosos, arrogantes e incontrolables, entonces queremos
culparlos, los reprendemos, castigamos y le hacemos saber mil
veces que nos decepcionaron, que no deseamos estar con ellos,
sin embargo, somos incapaces de reconocer que nunca cuidamos
las palabras que salieron de nuestra boca, como les
hablamos, tanto para amar como para corregir.
El tipo más elevado de hombre es
el que obra antes de hablar,
y profesa lo que practica.
Kung FuTse, Confucio
Aunque no lo parezca, los niños siempre están atentos a
todo, las conversaciones externas, las discusiones de sus
padres, las ofensas de la gente manejando, los gritos de las
personas y los gestos de amor entre las personas, se dan cuenta
de todo lo que ocurre a su alrededor, pero no con nuestra
visión adulta, no con la malicia o la desconfianza, sino con la inocencia
plena y simple de un niño, como un recipiente que recibe, que
almacena y que tarde o temprano reproducirá, esto puedes
experimentarlo tu mismo con algún recuerdo que haya marcado tu niñez.
Si bien no debemos acostumbrar a nuestros niños a vivir en burbujas
de cristal, donde todo es perfecto y donde se mantengan ajenos al
dolor, al sufrimiento y a las caídas, tampoco es menester enseñarles
la crudeza de las cosas sin cuidar la manera, cada palabra que sale
de nuestra boca, representa todo un panorama para ellos, de allí
que se pueda desviar tan fácilmente la vida de un niño,
por su inocencia y fragilidad.
Nada tan peligroso como un buen consejo
acompañado de un mal ejemplo.
Madame de Sablé
Nunca es tarde, cuida siempre como le hablas a un niño, recuerda
que serás responsable de lo que se graba en el, aporta amor a
su vida y siempre da un buen consejo, de esos
que te acompañan siempre y se agradecen.
Fuente: www.rincondeltibet.com