LA LIBERTAD DE
CABALGAR HACIA
NINGÚN LUGAR
La Libertad tiene un coste. Como todo. El del Vacío y la
Soledad. Puede parecer que cuanto más libre eres, más
plena te sientes. A mí no me ocurre. Quizás, porque soy
esclava de mi independencia y de esa Libertad, sin la que
no puedo vivir. O quizás, porque en la época en la que vivimos,
el precio que hay que pagar es demasiado alto.
No estoy hecha para un modelo de sociedad repleto de
normas, de reglas, de mandamientos, de apariencias. Donde
si no eres como la mayoría, o te excluyen o eres tú la que lo
haces si tienes un mínimo de dignidad y de fidelidad a ti misma.
No encajo en un Mundo en el que todo tiene que hacerse con una
finalidad, con un objetivo, con un ‘algo’ a alcanzar. No encajo en
un Mundo en el que vivimos para trabajar y en el que el resto
del tiempo lo pasamos cogiendo fuerzas para una nueva jornada
laboral. En el que estamos más horas ‘haciendo’ que
‘siendo’. En el que nuestros sueños no son la Realidad.
Cuantas más cadenas sueltas, menos rítmico suenas con
los demás. Menos melodías te atrapan. Menos Voces te hacen
vibrar. Porque hay muy pocas personas que se rebelen ante lo
habitual. Ante ‘es lo que hay’. Ante lo superficial. Me cuesta entender
(que no aceptar) cómo la gente puede ser feliz con un modelo de
vida tan estrangulador como el que existe hoy en día. De casa al trabajo
y del trabajo a casa. Tengo pareja, me caso y a por los hijos. Grupos
de madres del colegio. Materialismo. La búsqueda del éxito. Llegar
a fin de mes. Y a esperar a las vacaciones para ‘no saber qué
hacer’ con tanto tiempo LIBRE…
Me ahogo con sólo pensar en esa rutina. En esa poca
espontaneidad y sorpresa que hay en ella. En esa necesidad de
planificar el día. De pedir permisos a tu jefe, a tu pareja o a tu
familia. ¿Cómo puedes sentirte Libre con tan poca libertad a tu
alrededor? ¿Cuando casi siempre y para casi todo dependes
de ‘alguien’ para hacer o deshacer?
Echo de menos un “lugar” en el que vivamos para vivir. En el
que cada uno trabaje para sí. Y que, además, lo haga por placer y no
por obligación. En el que el dinero no lo sea todo. En el que el miedo
no te impida Amar a quien te dé la mismísima gana. En el que no tengas
que estar dando explicaciones de si eres así o asá, o de si te gusta esto
o lo otro. En el que el Respeto esté por encima del cotilleo. Y el
Honor sea uno de los valores más preciados.
Se me queda pequeño. Todo. Hasta yo… Me cuesta encontrar
la chispa que me encienda como cuando no sabía nada y creía que lo
sabia todo. Es curioso como cuanto más Consciente soy, más lejos me
siento de Aquí y de Ahora. Y no es que el mundo sea aburrido (o sí…).
Yo soy la que se aburre. Tiene que ver conmigo, no con los demás.
Siempre proviene de uno mismo. A lo mejor, no estoy donde tengo
que estar. Aunque sospecho que por mucho que viaje… mi
anhelo no desaparecerá jamás.
Los cambios siempre vienen acompañados de una fuerte
sacudida existencial. No se pueden evitar. El tema es que llevo tantas
y en un tiempo tan reducido, que entre una y otra prácticamente no
hay espacio. Y parece como si siempre estuviera mutando de piel
sin permitirme el lujo de disfrutar de su abrigo. Un ratito… No
pido más. Sólo un ratito. En cuanto se empieza a enganchar a mi
cuerpo… hay un ‘clic’ de esos que le dan una vuelta y media a tu
mirada. Y, o te desnudas para vestirte con un traje más acorde a
quién eres ahora, o te resistes y sufres las
consecuencias de la lucha contra ti misma.
Al final, te acostumbras a cabalgar hacia ningún lugar. A no
permanecer en ningún sitio. A no escuchar el tic tac de un reloj que
ya no usas. Eres Libre. Muy Libre porque no te atas a nada ni a nadie.
Porque tu único compromiso es vivir ‘lo que sucede’. Ya sea para bien
o para mal. Pero no lo haces por temor a apegarte, sino porque te
has quitado de encima el miedo a lo desconocido, a la soledad
y al vacío. Y eso no quiere decir que no lo Sientas. Para nada. Yo lo
hago. En muchas ocasiones. Y claro que no me gusta. ¿A quién sí?
Pero la diferencia es que no me da miedo Sentirlo porque lo he
incorporado a mi normalidad. Igual que la alegría, la
tristeza, el dolor y el placer.
Y esa pérdida de miedo ‘a Sentir’ que he logrado gracias a
no huir de mí (con todas las emociones que me llenan), me permite
no ELEGIR un camino, una amante, una pareja, un trabajo, un ocio,
que no sea acorde a mí y a mis circunstancias Interiores… Me permite
decir Sí cuando quiero decir Sí y No cuando quiero decir No. Me permite
cambiar de opinión, de creencias, de filosofías, de Dioses y de aficiones,
sin sentirme culpable por ello. Sin sentir que estoy transgrediendo ‘lo
que sea’. Sin sentir que he pecado o que soy rara (que lo soy, siempre
y cuando me compare con el resto de lo ‘normal’). Me permite ir
con mi verdad por delante. No esconderme. No maquillarme. Ni por
dentro ni por fuera. No ocultar mis sombras, mis defectos, mis
imperfecciones. No ser una fanática. Ni una seguidora. Ni una alumna
de un maestro dado… Aunque sí una eterna aprendiz. Me permite ser
tan Honesta que no doy lugar a dudas. Lo cual puede gustar mucho
o todo lo contrario… Según lo preparado que cada uno esté para la
Honestidad. Y lo más importante, me permite SER YO.
Le pese a quien le pese.
¿Quiere decir esto que la Independencia te da la Plenitud?
Pues no. Quiere decir que eres todo lo libre que puedes ser, pero
no todo lo que te gustaría o Sientes que podrías llegar a Ser. Porque
para yo ser plenamente libre, el resto del mundo también tendría
que serlo. Y es evidente que no lo es.
Donde empieza mi libertad no acaba la tuya. Es donde
acaba tu libertad donde acaba la mía también.
Así que hazme un favor, por favor… Y haz todo lo posible,
todo lo que esté en tu mano, para SER libre. Para no necesitar
cabalgar hacia algún lugar. Porque mientras haya un sólo Ser
preso de sus miedos, yo seguiré no encajando en este
Planeta en el que un día decidí caer…
Y sinceramente, no me apetece nada seguir siendo la oveja
negra de un rebaño llamado Humanidad. Y la única manera de
ser como los demás, es que los demás sean como yo.
Más o menos… Tampoco hace falta que nos peinemos igual.
Yo ya hice mi trabajo. Ahora, te toca a ti.
Fuente: www.regresoalhogar.com