VIVIR EN TI
Todos hemos experimentado en nuestra vida momentos de
incomprensión y de miedo, momentos que nos han hecho
desidentificarnos de lo que realmente Somos, para empezar
a ser efecto del entorno, amoldarnos a éste para de esta forma
no volver a sentir el mismo miedo, juicio e incomprensión.
Pero al hacer esto, precisamente lo que estamos haciendo
es identificarnos con el miedo y desidentificarnos de nosotros,
para comenzar a ser lo que creemos que el entorno espera.
En este proceso es cuando comenzamos a coger los conceptos
duales de correcto-incorrecto, de bueno-malo, de bien-mal,
de superior-inferior. Cuando somos niños, estos conceptos
son desconocidos para nosotros, tan solo vivimos el momento,
sin pensar en esto. Lo que se hace, se hace por y para disfrutar.
Pero el niño, que no tiene aún (o no recuerda) la sabiduría de
la experiencia de la vida, realiza actos calificados como
“censurables” o “malos”. Y también, se le recompensa por lo
“bueno” o “correcto”. Cuando se le comunica desde este prisma
dual, es cuando el niño comienza a identificarse con estos conceptos
y a hacer según lo que percibe que el entorno le demanda.
Pero no se dice esto para que veamos al entorno como “malo”,
pues esto sería precisamente entrar en esa misma dualidad.
Si se expone, es para que nos demos cuenta de estos
condicionamientos que hemos adquirido desde la inconsciencia,
desde la incomprensión, y comencemos a darle el prisma
Real a la Realidad: Todo forma parte de lo mismo, por tanto,
toda experiencia nos habla, nos empuja al Recuerdo de lo que
Somos, nos invita a terminar con los juicios, las
criticas y las comparativas.
Es decir, sin éstas experiencias calificadas como “negativas”
pasaríamos por la vida sin frío ni calor, no tomaríamos
consciencia de Quiénes Somos realmente, no disfrutaríamos
del aprendizaje (o recuerdo) que implica ésta.
Si me enfrento a la realidad, si no me gusta lo que estoy
experimentando, es que estoy teniendo un prisma dual de la
misma, y desde ahí, lo único que obtendré es más
incomprensión, más miedo y más dolor.
Sin embargo, si volvemos a recordar el prisma que teníamos
en la infancia, el prisma del desapego, el prisma de la libertad,
del dejar ser, nuestra percepción se irá transformando,
volveremos a verlo todo como realmente es: sin condicionamientos,
sin ataduras, sin miedo y, además con la sabiduría
que nos han dado todas las experiencias.
Para ello, es fundamental encontrar el origen de lo que nos
generó incomprensión y miedo, dialogando con nosotros
mismos y re-encontrándonos con nuestra verdadera esencia.
Pero, (y este el paso fundamental para generar el cambio real
y permanente) una vez hayamos encontrado ese origen,
debemos ser capaces de pasar a la Acción y esto implica varias cosas:
Desapegarnos emocionalmente de nuestro entorno dejando
de depender de éste para realizar nuestras acciones.
Realizar las acciones que en el fondo sabemos que queremos
hacer y que el entorno propicia, a pesar de la inicial incertidumbre y terror.
Volver a creer y confiar en nosotros mismos, y esto se
consigue a través del desapego y la acción (puntos 1 y 2).
Cuando iniciamos este proceso, es probable que el ego
acostumbrado a vivir de cierta forma, se agarre y, como
decíamos, nos genere miedo e incomprensión, trayendo
a nuestro presente miedos del pasado, temiendo el cambio
que se está produciendo en nuestra vida. No tenemos que
enfrentarnos a lo que el ego nos transmita, pues si luchamos
contra nuestros pensamientos y emociones tratando de
darles comprensión desde la incomprensión, tan solo
nos perderemos en más incomprensión.
¿Qué hacer en estos casos? Dejar de aferrarnos a estos
pensamientos, poner la atención en lo que Somos y
dejar que pasen. Es decir, observarlos sin identificarnos.
Es importante recordar que los pensamientos no son malos.
Eso ya sería un prisma dual. ¿Por qué temer los pensamientos?
¿Por qué temer una parte de nosotros? Los pensamientos
son herramientas útiles si les damos comprensión sin
enfrentamiento. Por tanto, no los rechaces, ámalos, abrázalos
y sobretodo comprende lo que Realmente te están
transmitiendo quitándole el velo del miedo.
La tranquilidad no se busca, la Tranquilidad se Es. Así que no
nos enfrentemos a la intranquilidad para conseguir tranquilidad.
Surge de forma natural como expresión de Nosotros
al volver a Recordarnos.
Y, como ya decíamos, Recordarnos es Amarnos a nosotros
mismos en primer lugar, y dejar de buscar respuestas desde
lo externo. En esto es importante hacer hincapié: Cuantas más
respuestas busquemos desde lo externo, más nos
perderemos, pues buscaremos darle comprensión a algo
irreal tan solo para llamar la atención del entorno.
En estos casos, surgirá el autoengaño pretendiendo hacernos
creer que tan solo necesita una respuesta más para
quedarnos tranquilos. Pero, tras una respuesta satisfecha
desde lo externo, surgirá otra pregunta y otra y otra... Pues
realmente no buscamos una respuesta, sino, como decíamos,
atención y, además, alivio. Y es que el alivio no deja de ser
una herramienta del miedo, pues aliviarnos no es comprendernos,
sino tranquilizarnos desde algo externo a nosotros. De
esta forma, dependeremos de ese “algo” externo
para nuestra tranquilidad, y esto no es natural.
Hemos creído desde la inconsciencia que lo natural es
estar intranquilos, en alerta y con miedo. Todos estos
“automatismos” que hemos creído ser, se disolverán tan
solo si volvemos al Amor que supone saber que
nos tenemos a nosotros mismos en primer lugar.
Todas las respuestas están ya en nosotros... y ninguna,
pues realmente nada se comprende realmente desde el
intelecto. Si nos sabemos poseedores de nosotros
mismos, todo lo demás es irrelevante.
Siendo Conscientes de esto, tan solo puede surgir la
tranquilidad natural y el disfrute de todo nuestro
entorno tal cual es, sin quitarle ni añadirle nada.
Ahora es el momento de volver al origen de Nosotros,
a la Tranquilidad, que Somos, a la Libertad que
Somos, al Entendimiento que Somos.
Fuente: www.coachingpop.com