LA CULPA
“La culpa no está en el sentimiento,
si no en el consentimiento”
Una emoción extremadamente auto destructiva es la culpa,
y aunque está relacionada más bien con la baja autoestima,
no es una emoción innata en el ser humano. Es una
consecuencia de nuestras acciones, de nuestras
palabras, de nuestras reacciones.
¿Cómo se relaciona la
culpa con la autoestima?
Las personas que tienen baja autoestima sienten mucha
culpa, como consecuencia les cuesta mucho sentirse bien
acerca de ellos mismos, acerca de lo que dijeron, hicieron
o de cómo reaccionaron ante algún hecho
cotidiano o extraordinario. La culpa tiene
muchísimo que ver con tu nivel de exigencia personal
y lo críticos que eran en tu hogar de infancia.
Ponerse retos como técnica de superación está bien,
pero si tus expectativas son irracionales o se contradicen
con tu naturaleza innata serán la causa de una insatisfacción
continua, cada vez que no cumplas tus expectativas.
La culpa normalmente busca castigo (hiciste algo mal y
tu mente justiciera cree que debes pagar por ello) y si
no la liberas, te lo hará notar a través de enfermedades que
serán un auténtico auto-castigo. Es importante saber que el
objetivo de la vida es ser feliz y aprender a amar. A partir de
aquí cada uno se pone sus normas de auto-exigencia y sus
“deberías”: “debería ser ordenada”, “debería dejar de gritar”,
“debería estudiar derecho”, “debería ser mejor madre”,
etc. Algunos son tuyos, otros no.
Corresponden a las expectativas de otras personas sobre ti,
tú simplemente le has dado poder para que te afecten y te
sientas inadecuado si no los conviertes en realidad. Pero
todavía estás a tiempo de elegir. Escoge aquello que te
haga sentir bien y sustituye los “debería” por “podría” o
por “quiero”: “yo podría ser ordenada”,
“quiero estudiar derecho”, etc.
Para ver si eres demasiado duro contigo mismo, haz el siguiente
ejercicio. Imagínate que alguien cercano a ti falla en algo, ¿cuál
sería tu reacción? Aunque inicialmente te enfadarías y lo
expresarías, es muy probable que los perdonaras
rápido, porque los quieres.
Ahora imagínate que tú haces lo mismo, que fallas en algo.
¿Cómo reaccionas? Probablemente tu problema hacia ti
mismo tendrá unas proporciones algo mayores. Para saber
si te estás tratando como te mereces, aplícate la misma
medida que le aplicas a la persona que más quieres en este
mundo. Esa persona tendrías que ser tú, pero si no lo eres
intenta al menos acercarte a la medida que puedas tener por
otra persona. Tú también te lo mereces. Y tú también lo haces
todo lo mejor que puedes. La culpa no ayuda a nadie.
Si realmente has hecho algo que consideras muy malo,
intenta solucionarlo si se puede y luego libéralo y perdónate.
La culpa reiterada se convierte en odio a uno mismo y si
pierdes tu conexión interior todo se estanca en tu vida, todo
carece de sentido. El amor mueve al mundo. Si no
hay amor nada se mueve en tu vida…