EL ABANDONO
DE UNO MISMO
Llega un momento en el que tienes que volver a ti. En el que
o regresas o sigues huyendo. ¿A dónde? A casa. A tu verdadero
Hogar. A quien fuiste, pero perdiste. A quien Eres, pero no
reconoces. A quien no necesitaba buscar para encontrar.
Llega un momento en que nada de lo que te rodea te es
familiar. En el que te cuesta demasiado trabajo… acudir a tu
trabajo. En el que tus aficiones se han transformado en obligaciones.
Y en el que tus amistades se han quedado atrás. Justo en ese
instante es cuando la Soledad se hace más Presente en ti.
Cuando el Vacío te inunda. Cuando te das cuenta de que un
día te Abandonaste, sin saber cómo ni por qué. Y desconoces
si son los demás los que han cambiado o eres tú la que lo
ha hecho. Lo que ayer te hacía sonreír, hoy te aburre. Las
personas que sentías más cercanas, ahora caminan a leguas
de ti. Aunque aún vayan de tu mano…
¿Qué haces, entonces,
cuando toda tu vida
se derrumba a tus pies?
Permitirte sentir esa tristeza. Ese no saber quién eres en realidad.
Dejar de intentar ser la que eras para encajar en un puzzle al
que ya no perteneces. No huir del dolor. Más que nada porque
forma parte de tu etapa y hasta que no la atravieses, no se
irá. Hasta que no llores el Soltar, no lo liberarás. La alegría
se transmite con sonrisas. La pena, con lágrimas. No se pueden
intercambiar los papeles, a no ser que quieras perder los papeles…
Y SEGUIR CAMINANDO. Y caminar.
Porque de eso trata la Vida. De Sentir lo que nos está
sucediendo. Sea lo que sea. Queremos ponerle fin a un
sufrimiento que nos acompaña desde el mismo segundo
en el que nuestra necesidad es la de erradicarlo. ¿Cómo
vas a vivir en Paz si vives con miedo a sufrir? Imposible.
Eso no quiere decir que te desees el “mal”. Significa que
si aparece, lo aceptarás. Igual que cuando llueve…
Seguimos queriendo CONTROLAR. Y confundimos Aceptar
con Resignar. Solo el que acepta la Vida tal y como es (y tal
y como es, es tal y como surge), puede ser Libre. Cualquier
pretensión de modificar su Realidad, será un batalla perdida
antes de haberla empezado. Y no estoy diciendo que te quedes
en el sofá viendo crecer las telarañas. Ni que te conformes con
tener 4 pudiendo tener 20. PUDIENDO. Ésa es la clave. Discernir
entre lo que se puede y lo que no se puede. Porque, aunque
por ahí digan lo contrario, no todos los sueños se pueden
hacer realidad. Y son estos, las batallas perdidas.
¿Sabes cuál es el Milagro hoy en día? No necesitar ningún
Milagro para vivir. Porque eso querrá decir que eres Consciente
de la Belleza que existe, a pesar de que cohabite con la
Fealdad. Cuando comprendes que hoy estás pletórica, pero que
quizás mañana puedes estar hundida, y aún así abres tu
Corazón a ‘lo que tenga que Ser’, ahí es cuando cesa la
búsqueda. Cuando vuelves a tocar Tierra. Cuando ya no actúas
‘por miedo a’. Como un niño pequeño que llora cuando tiene
ganas de llorar, y ríe cuando tiene ganas de reír. Sin preocuparse,
sin preguntarse, sin plantearse si es feliz o no lo será si hace ‘tal o cual’.
Rodearte de personas afines a ti. Con las que te sientas
cómoda, a gusto, contenta, en paz. Que te respeten, que no
te juzguen, que te apoyen, que sean honestas. Escoger un trabajo
que te aporte ‘algo’. Lo que necesites para no estar deseando
que llegue el fin de semana para Vivir. Y ya. Es que no hay
más. El resto, lo que es imposible cambiar, lo capeamos
como buena-mente… podemos.
¿Sabes cuál es uno de nuestros mayores problemas? Que lo que
podemos cambiar, no nos atrevemos a hacerlo. Y lo que es
inamovible, queremos desplazarlo hasta el infinito y Más allá.
El Mundo al revés. Por eso nos sentimos tan frustrados.
Tan impotentes. Que nada funciona. Porque estamos LUCHANDO
para que el Sol salga por la noche y la Luna nos dé los buenos
días. Así es como nos abandonamos. Así es como nos olvidamos
de nosotros. De lo que queremos. De nuestra Verdad. La de Aquí
y Ahora, no la de ayer ni la de mañana. Siempre mirando al pasado
o al futuro. Siempre deseando más y mejor, mientras nos
perdemos nuestra perfección de HOY.
¡¡Queremos que en el Silencio no haya ruido!! No es factible.
El Silencio es el que más habla. ¿Cómo vas a escuchar
la calma si no hay tormenta…?
Nuestro objetivo continúa siendo el mismo: eliminar lo que nos
nos gusta, lo que nos molesta, lo que hemos etiquetado de
negativo, de pecado capital. Y es Humano. ¿Quién quiere sufrir?
¿Quién anhela el dolor emocional? Nadie. Pero forma parte de
nosotros también. Y eso es lo que negamos una y otra vez.
Una y otra vez. Porque no sabemos gestionarlo. Porque nos
resistimos a él. Y en lugar de abrazarlo, de acogerlo, de amarlo,
de aceptarlo cuando se presenta, lo Rechazamos. Del mismo
modo que rechazamos aquellas partes de nosotros que
consideramos Sombras. Que nos Creemos que Somos. Nos
comportamos de la misma manera. Y volvemos a caer en las
mismas trampas. Y el Miedo nos vuelve a ganar la partida.
No hay ningún lugar al que llegar. No hay nada de lo que despertar.
No hay ninguna escalera que subir. No hay ninguna dimensión a la
que ascender. Y no hay ningún cuerpo que Iluminar. Solo hay
un lugar que entender. Y se llama VIDA.
Todo lo demás, distracciones y excusas para
no Aceptarla tal y como ES.
Lo Siento, pero lo QUE VES,
ES LO QUE HAY.
¿Y cuál es el Secreto?
AMARLO, AMARTE, “A PESAR DE”.
Claro que esto no nos atrae porque no tiene nada de fuegos
artificiales ni brujería ni purpurinas ni hechizos ni fantasías.
¿Y sabes por qué no lo tiene?
Porque la Magia la tienes que poner Tú.
He ahí… nuestro propósito. He ahí nuestra
SAGRADA, ÚNICA Y GRAN MISIÓN.
Fuente: www.regresoalhogar.com