ÁMATE
Y
OBSERVA
Budha decía Ámate y observa, descubre en este post todo lo
que esconde esta afirmación del la mano del siempre incisivo filósofo Osho.
El amor es el alimento para el alma.
Así como la comida es para el cuerpo, el amor es para el alma.
Sin alimento el cuerpo está débil, sin amor el alma es débil.
El amor te hace rebelde, revolucionario.
El amor te da las alas para volar alto.
El amor te hace comprender las cosas, para que nadie
pueda engañarte, explotarte, oprimirte.
Para hacerte espiritualmente débil han encontrado un método
seguro, cien por ciento garantizado, y es enseñarte a que no te
ames – porque si un hombre no puede amarse a sí mismo
tampoco puede amar a alguien más.
La enseñanza es muy delicada. Dicen: Ama a otros – pues
saben que si no puedes amarte a ti mismo no eres capaz de amar en absoluto.
Pero continúan diciendo: Ama a los otros, ama a la humanidad, ama
a Dios, ama la naturaleza, ama a tu esposa, a tu marido, a tus hijos
y a tus padres, pero no te ames a ti mismo, porque amarse
uno mismo es egoísta según ellos.
No es verdad. Un hombre que se ama a sí mismo se da
cuenta de que no hay ego en él.
Es al amar a otros sin amarse a uno mismo que surge el ego.
El amor no sabe
nada de deberes
El deber es una carga, una formalidad.
El amor es una alegría, un compartir; el amor es informal.
El amante nunca siente que ha hecho bastante; el amante
siempre siente que más era posible. El amante nunca
siente, “he obligado al otro.”
Por el contrario, él siente, “dado que ha recibido mi amor,
me siento obligado. El otro me ha obligado al
recibir mi regalo, al no rechazarlo.”
El hombre que se basa en el deber piensa, “Yo soy superior,
espiritual, extraordinario. ¡Mira cómo sirvo a la gente!”.
Un hombre que se ama a sí mismo se respeta a sí mismo,
y un hombre que se ama y respeta a sí mismo respeta a los
otros también, porque él sabe, “Así como yo soy, así son
los demás. Así como yo gozo del amor, del respeto,
de la dignidad, así lo hacen los demás.”
Él se hace consciente de que no somos diferentes; por lo
que respecta a las cosas fundamentales, somos uno.
El hombre que se ama a sí mismo goza tanto del amor, llega
a ser tan dichoso, que el amor comienza a desbordarse,
comienza a alcanzar a otros.
¡Tiene que alcanzarlos!
Si vives el amor, tienes que compartirlo.
No pues seguir amándote a ti mismo por siempre porque una cosa
te quedará absolutamente clara: que si amar a una persona, a ti
mismo, es tan enormemente extático y hermoso, ¡cuánto más
éxtasis te está esperando si empiezas a compartir
tu amor con mucha gente!.
Lentamente las ondas comienzan a llegar
más y más lejos.
Amas a otras personas; entonces empiezas a amar a los animales,
a los pájaros, a los árboles, a las rocas. Puedes llenar el
universo entero con tu amor.
Una sola persona es bastante para llenar el universo entero de
amor, así como un solo guijarro puede llenar el lago entero
con sus ondas – un pequeño guijarro.
El hombre tiene que
convertirse en un dios
A menos que el hombre se convierta en un dios no va a
haber realización ni satisfacción alguna.
¿Pero cómo puedes convertirte en un dios?
Una persona que se ama a sí misma se puede volver
meditativa con facilidad, porque meditación significa estar contigo
mismo. ¿Si te odias a ti mismo – como lo haces, como te
han dicho que lo hagas, y lo has estado siguiendo religiosamente
– si te odias, cómo puedes estar contigo?
La meditación no es más que el disfrutar de tu hermosa
soledad, celebrándote a ti mismo.
De eso es de lo que se trata la meditación. La meditación no
es una relación. El otro no se necesita en absoluto; uno es
suficiente para uno mismo. Uno es bañado en la propia gloria,
bañado en la propia luz. Uno es simplemente gozoso
porque está vivo, porque es.
El milagro más grande del mundo es que tú eres y que yo soy.
Ser es el milagro más grande, y la meditación abre las
puertas de este gran milagro.
Pero sólo un hombre que se ama a sí mismo puede meditar;
de otra forma siempre estás escapando de ti mismo, evitándote.
¿Quién desea mirar una cara fea y quién desea penetrar
un ser feo? ¿Quién desea entrar profundamente en el propio fango,
en la propia oscuridad? ¿Quién desea entrar en el
infierno que piensa que es?
Tú deseas mantener todo esto cubierto con flores hermosas
y siempre quieres escaparte de ti mismo.
Es por eso que las personas están buscando compañía constantemente.
No pueden estar con ellas mismas; desean estar con otros. Las personas
están buscando cualquier tipo de compañía; si pueden evitar la
propia compañía cualquier cosa funcionará.
El amor empieza contigo mismo,
entonces puede continuar
expandiéndose
Continúa expandiéndose por su propia cuenta; no necesitas hacer
nada para expandirlo. “Ámate a ti mismo…” dice Buddha. Y entonces
él agrega inmediatamente: “…y observa.”
Eso es meditación, es el nombre de Buddha para la meditación.
Pero el primer requisito es que te ames a ti mismo, y después
observa. Si no te amas y empiezas a observar, puedes sentirte
como si estuvieras suicidándote.
Muchos budistas sienten que se están suicidando porque no
prestan atención a la primera parte del sutra, saltan inmediatamente
a la segunda: obsérvate a ti mismo.
Sócrates dice: Conócete a ti mismo, Buddha dice: Ámate a ti mismo.
Y Buddha es mucho más verdadero, porque a menos que te ames a ti
mismo nunca te conocerás – el conocimiento solamente llega
después, el amor prepara la tierra. El amor es la posibilidad de
conocerse a uno mismo. El amor es la manera correcta
de conocerse uno mismo.
Ámate a ti mismo y observa… hoy, mañana, siempre
”Crea energía amorosa a tu alrededor. Ama tu cuerpo y ama tu
mente. Ama tu mecanismo entero, tu organismo entero. Amor
quiere decir: acéptalo como es, no intentes reprimirlo. Reprimimos
solamente cuando odiamos algo, reprimimos sólo cuando estamos
en contra de algo. No reprimas, porque si reprimes
¿cómo vas a observar?
No podemos mirar al enemigo a los ojos; podemos mirar solamente
a los ojos de nuestro amado. Si no eres amante de ti mismo no
podrás mirar tus propios ojos, tu propia cara, tu propia realidad.
El observar es meditación, el nombre de Buddha para la meditación.
Observar es la contraseña de Buddha. Él dice: Estate consciente,
alerta, no seas inconsciente. No te comportes de manera soñolienta.
No sigas funcionando como una máquina, como un robot. Así
es como está funcionando la gente.
Observa – sólo observa
Buddha no dice qué tiene que ser observado – ¡todo!
Caminando, observa tu caminar. Comiendo, observa tu comer.
Tomando una ducha, observa el agua, el agua fría cayendo sobre
ti, el tacto del agua, la frescura, el temblor que pasa por tu column
a – obsérvalo todo, “hoy, mañana, siempre.”
Finalmente llega el momento en que puedes
observar incluso tu sueño.
Ése es el momento cumbre del observar.
El cuerpo va a dormir y todavía hay un vigilante despierto,
mirando silenciosamente el cuerpo completamente dormido. Ése
es el momento cumbre del observar. En este momento justo
lo contrario es el caso: tu cuerpo está despierto pero tú estás
dormido. Entonces estarás despierto y tu cuerpo estará dormido.
El cuerpo necesita descanso pero tu conciencia no necesita sueño
alguno. Tu conciencia es conciencia; es estar alerta, es su misma naturaleza.
Mientras más observador te vuelves comienzas a tener
alas – entonces todo el cielo es tuyo.
El hombre es un encuentro de la tierra y el cielo, del cuerpo y el alma.
Fuente: evolucionconsciente.org