PERSONALIDAD OCULTA:
LO QUE NO SE VE
TRAS LA MÁSCARA
Elegir la propia máscara es el primer
gesto voluntario humano. Y es solitario.
Clarice Lispector
Muchas personas tienen éxito, son felices o poseen una vida
aparentemente perfecta...¿Realmente es así? Pues no. Muchas
de ellas, aparentan algo que no son. Es lo que se
denomina como llevar una máscara.
Personas deprimidas que se muestran optimistas, personas
con ansiedad que se muestran relajadas... Personas que
cogen una máscara para que los demás no los vean como
realmente son. ¿Quieres saber cuáles son las máscaras
que nos ponemos y sus causas? ¡Adelante entonces!
El controlador
Una persona controladora en todos los sentidos de su vida
puede ser alguien que ha sido traicionado previamente.
Ante ese dolor la persona desarrollará una conducta que
le permitirá asegurarse de que los demás cumplan sus
promesas. De esta manera, evitará de nuevo
que vuelvan a traicionarle. El controlador tiene una
cara oculta que es la conocida inseguridad. Por ello,
controlarlo todo es primordial, a veces de forma, incluso,
exagerada. La máscara le protege del dolor de una nueva
traición, mientras intenta que no suceda de nuevo.
El rígido
Una persona rígida puede haber sufrido anteriormente una
situación de suma injusticia. Ante este hecho se vuelve
inflexible buscando siempre la justicia y la exactitud de las cosas.
Una persona rígida se transforma en una persona perfeccionista.
Tanto que llega a ser una actitud obsesiva. Pero ¡pongámonos
en su lugar! Las injusticias no nos gustan, nos confunden.
Llevar todo perfectamente estudiado, estipulado, evitará
que la injusticia asome por la puerta. Es por ello por
lo que los rígidos actúan así.
El dependiente
Una persona dependiente quizás lleve en su interior un dolor
grave por el sentimiento de abandono. Esta herida le provoca el
desapego hacia cualquier persona para no sentirse abandonado
de nuevo. Esto evita que se tomen en serio cualquier relación
y rechazan la idea de vivir con alguien.
El dolor por abandono es terrible. La persona dependiente
realmente ¡no lo es! Al contrario, sufre en su fuero más interno
por no poder, si no depender de alguien, confiar en que esa o
esas personas importantes para él nunca lo abandonen.
El que huye
La persona que huye rechaza estar en compañía. Prefiere la
soledad, los momentos de calma. Rechaza totalmente ser
el centro de atención, algo que le aterra. Una persona que
huye lo hace porque ha sido rechazado y eso le ha
provocado tal herida que no puede si no evitarla.
Los que huyen no soportan no saber cómo actuar en determinadas
situaciones, pasar vergüenza o sentirse perdidos. Simplemente,
porque esto provocará que los demás lo rechacen. En su
soledad no son vulnerables ni inseguros. Su máscara les
protege de aquello que les duele. ¿Es cobardía? No.
Solamente, es evitar aquello que sabemos no
podemos controlar ni evitar que nos hiera.
El masoquista
La persona masoquista puede ser un masoquista mental
o emocional. Esta actitud viene dada por un sentimiento de
humillación y vergüenza dada por una situación pasada.
Esto provoca que su actitud sea siempre la de resolver
los problemas de los demás, haciendo todo por ellos
mientras se rebaja y se humilla. Es algo que necesita.
El masoquista no hace como los anteriores que evitan
o intentan escapar de sus heridas. El masoquista se
enfrenta a aquello que le duele en la búsqueda de más
dolor. Le han hecho daño y él no tenía el control. Ahora
lo tiene y es él quien decide que le hagan daño. En su
fuero interno, esto le ayuda a enfrentarse a esa situación.
Como hemos visto existen varias máscaras diferentes y variopintas
que nos podemos poner a causa de una herida emocional que
hemos sufrido. ¿Tienes tú alguna de las máscaras anteriores?
¿Conoces a alguien que lleve alguna puesta?
Son fáciles de identificar las personas que llevan máscara,
pues en algún momento aflora su yo escondido.
Lo mejor es superar aquello que nos ha provocado el miedo.
Quizás el masoquista sea duro con él mismo, pero
al menos se enfrenta a su dolor.
Esto puede hacerlo más fuerte y que consiga superar su
trauma o, al contrario, seguir haciéndose daño.
¿Tú qué piensas acerca de todo esto?
Fuente: La Mente es Maravillosa