CUANDO NO
TENEMOS NADA,
NO HAY NADA
QUE PERDER
No hay nada que perder porque no somos dueños de nada.
A medida que nos vamos “adulterizando”, vamos acumulando
caretas que intercambiamos según la situación con la que
nos encontramos. A veces llevamos tantas puestas que no
recordamos “qué voz” tenemos que poner y
acabamos explotando de tanto desafinar.
Nos vestimos de capas y capas de materiales que
compramos al peor postor y que acaban saliendo
defectuosos. Cuanto más tiempo pasa sin ser
conscientes de nuestras trampas, más fácil es que
nos engañen y que caigamos, una y otra vez, en ellas.
Llega un momento que te has abrigado tanto para
que el frío no te cale, para que la vida no te roce, que
ni siquiera eres capaz de moverte. Y ahí es cuando
el sufrimiento te empieza a hacer sudar de verdad,
a molestar y cuando te planteas que quizás
es la hora de EMPEZAR A CAMBIAR.
Queremos ganar pero no sabemos perder. Sólo el
que se ha caído mil veces y se ha puesto en pie otras
mil veces más es el que puede llegar a su cima, a su
libertad, a su felicidad. No hay ganador sin perdedor.
Uno no existe sin el otro. Caminan juntos y juntos
se van empujando, acompañando, animando.
Ser Libre implica un acto de valentía, de aceptación
y de humildad sobre aquello que decides Ser
por encima de aquello que te gustaría Tener.
Valentía por no ir en “contra de ti”. Aceptación de que
no se puede tener todo lo que se desea. Humildad
por “conformarte” con Ser Tú en lugar de ser “Alguien”.
Cuando no tienes nada que perder porque nada quieres
poseer porque no necesitas más de lo que ya tienes y Eres
para ser Feliz, entonces es cuando empiezas a sentir esa
libertad vibrando por cada poro de tu piel y (casi) nada
de lo que hagas o digas será para complacer
“al otro” sino para complacerte a ti.
“Lo importante no es lo
que quitas, es lo que queda”
Y lo que queda es lo que ES. Cuando te quitas tus máscaras,
tus disfraces, tus armaduras, tus personajes; cuando lanzas
esa mochila que has ido llenando de las piedras con las que
te has tropezado; cuando te desprendes de tus Creencias,
de tus “no me gusta”, de tus etiquetas, de tus juicios, de
tus limitaciones impuestas; cuando le soplas al viento que
se lleve tus futuros, tus pasados y tus tiempos ya resueltos….,
entonces queda lo más importante: TÚ, tan auténtica, tan
transparente, tan inocente, tan desnuda, tan
bella, tan única, tan Perfecta.
Fuente: www.evolucionconsciente.org