Muerte e Impermanencia
No es la muerte lo que tememos, es a no haber Vivido.
Cuando se va acercando la hora, en momentos de crisis, cuando alguna
persona importante para nosotros enferma gravemente, en catástrofes... es cuando
nuestra Vida nos pregunta: ¿estás respirándome o me estás ahogando?
Echamos la vista atrás, nos miramos ahora, visualizamos nuestro mañana y
decidimos seguir por el mismo camino o cambiar.
La Muerte no es nada, no existe.
El día a día, lo que elegimos hacer, pensar, sentir es el Todo.
A la gente no le da miedo la muerte de sus seres queridos. Lo que temen es el
“qué voy a hacer sin ellos”, ya que viven apegados creyendo que, por sí mismos, no
pueden ser felices. Ceden todo su poder a Otros, y cuando estos otros se retiran, cuando
los bastones en los que se apoyaban se rompen … se caen hasta que encuentran
otros bastones con los que seguir caminando.
¿Qué tal si Creemos en nosotros primero, si fortalecemos nuestras raíces, si nos
queremos lo suficiente como para ser capaces de vivir en libertad?
Apego hacia cualquier cosa: el trabajo, una amistad, el coche, la casa, la familia,
la independencia, la política, el facebook, la religión, Dios, la espiritualidad,
una afición ... Pregúntate ¿para qué lo haces?
Si la respuesta (honesta..) es por “miedo a” entonces despréndete de él.
Hagas lo que hagas, ames lo que ames, que sea “Para Nada”, que sea únicamente
porque te apetece, porque es lo que sientes, sin más, sin un objetivo, sin una meta a
alcanzar. Porque mientras tengas un “algo” en mente te estarás perdiendo todo el resto
que la Vida te está ofreciendo porque ni siquiera lo podrás ver.
Si deseo que mi destino sea París (por el motivo x), me compraré un billete con esa
parada, directo, sin escalas y todo mi viaje estará condicionado por llegar sea como
sea allí. Y entonces me perderé Roma, Florencia, Egipto, la India, Méjico…
entonces me perderé ... creyendo que París me “iluminará”.
La Muerte es la puerta hacia la renovación, hacia el cambio, hacia la transformación.
Hasta que algo no muere no puede volver a brotar. Es una nueva oportunidad para
ser quien realmente queremos Ser.
Deja que muera todo aquello que “necesitas” y siémbrate de nuevo.
Suéltalo, llóralo y déjalo ir.
La Muerte y la Vida van cogidas de la mano, no existen la una sin la otra porque
son lo mismo, igual que la noche y el día.
No temas a la Muerte, teme que estés viviendo la Vida de otros y no la tuya.
Vive y sé Feliz para que cuando llegue “tu día” no te arrepientas de lo que no hiciste,
no dijiste y no te permitiste Sentir.
Nunca es tarde para Volver a Nacer.
Fuente: www.regresoalhogar.com