LA VIDA ES ASÍ
Es así. Un baile entre dos aguas. Entre dos mares.
Entre dos polaridades… que son Una, pero que hemos
dividido en buenas y malas.
Un único latido nos indica nuestro principio y nuestro final.
Nuestro nacimiento y nuestra
muerte, ya sea en Presencia o en Ausencia. Está o no está.
ES o no ES. Somos o no somos…
Sólo un suspiro nos separa de irnos o de quedarnos.
Sepamos lo que sepamos…,
no sabemos nada. Ni si elegimos la fecha de la última
respiración, ni si el destino está escrito en nuestra
mente, en nuestro Corazón o en los dos, ni cómo
ni cuándo ni por ni para qué.
Creemos saber muchas cosas. Cosas que por muy
Conscientes que seamos (o nos
creamos) las seguimos viendo bajo una mirada nublada
y guiada por nuestras creencias, nuestra educación,
nuestros valores, nuestro prisma. Tantos como
humanos habitamos la Tierra. Y pretendemos VER
todos con los mismos ojos, Aquí y Ahora, en una ‘actualidad’ a la
que le queda mucho por aprender. Por desaprender. Por
Recordar. Pretendemos levitar cuando aún no
sabemos caminar. Cuando tropezamos los unos con
los otros porque en lugar de levantar la vista, la tenemos
clavada en nuestro ombligo. O en el de enfrente…
Es necesario RESPETAR los ritmos de cada persona,
de cada pueblo, de cada bandera, de cada religión,
de cada cultura, de cada himno. Y el respeto no
se realiza a través de la imposición de unos principios,
de unos avances, de una evolución que yo ya he adquirido
y ‘otro’ no. Respetar es Amar la Inconsciencia.
La misma en la que hace un tiempo navegaba
yo. Es poner por delante a la Humildad antes que
a la pre-Potencia…, que a la soberbia, que al ‘yo sé más’.
Y es que la vida es así... Así de dura, así de bella,
así de injusta, así de sorprendente,
así de intensa. Mientras yo estoy saltando de felicidad,
otro, a la misma hora, tiene el corazón
desgarrado. Mientras unos vaciamos la nevera, otros
se mueren de hambre. ¿Por qué?
Ni idea. Cada uno intentará buscar una explicación
lo más acorde a su sentir. Una causa
que mitigue su efecto devastador para que la herida
no sangre tanto. Todas igual de certeras.
Todas igual de Humanas.
¿Quién soy yo para decirte que el Dios
en el que crees no existe?
¿Que tus rezos no los escucha nadie?
¿Que tus mantras son palabras mojadas…?
¿Que tu estampita es un timo? ¿Quién soy yo para
decirte en lo que tienes que creer
y en lo que no? ¿En cómo debes o no debes llorar tu
dolor? Nadie. No Somos Nadie…
Quizás todo sea mucho más fácil. Quizás no
haya nada que buscar y aún menos encontrar.
Quizás la salida esté en la entrada. La respuesta en la pregunta.
Y la solución en el problema… Quizás sólo estemos
intentando, cada uno lo mejor que puede
y sabe, a su manera, ser felices. O no ser tan infelices.
Llevando sobre nuestros hombros,
nuestra espalda y dentro de nuestra cabeza, todos los
golpes que nos han heredado.
Todas las cicatrices que se nos han ido tatuando
a medida que la vida nos iba viviendo por cada
poro de nuestra piel. Una memoria que puede llegar
a pesar tanto como el olvido de lo
que ES en Realidad. Unos re-Cuerdos que
enloquecen nuestro Presente y que nos
provocan un sufrimiento bañado de falsedad.
La mayoría de nuestras lágrimas provienen
de hechos que no lloramos en su
momento. Que nos tragamos. Que no supimos gestionar.
Expresar. Se van acumulando en forma de rencor,
de rabia, de intolerancia, de incomprensión, hacia
quien menos ‘culpa’ tiene. Hacia quien ‘ni pincha ni corta’.
Hacia el primero que nos pasa por delante.
Proyectamos en los demás, conocidos o no, los
abandonos que hemos padecido.
Los duelos que no hicimos. Las soledades que no abrazamos.
Los vacíos que no Amamos.
Seguimos siendo unos niños reclamando ‘teta’.
Anhelando que alguien amamante
lo que otro alguien no supo amamantar.
Como si un alguien externo a uno mismo pudiera hacerlo…
La Vida es así… Unas veces se gana
y otras se pierde. Y la clave no está en ganar
siempre (frustración y utopía), sino en
aprender a CONVIVIR con la victoria y
con la derrota. Con la Luz y con la Oscuridad.
Con el bien y con el mal. Tanto con el propio
como con el de los demás. Que haberlo haylo,
por mucho que lo queramos excusar, justificar con un
Plan Mayor. Con una conciencia “superior”
(=echar balones fuera. O no…).
Caminante no hay camino, se hace
camino al andar…
Pasito a pasito, todo se ‘andará’.
HUMILDAD, RESPETO, RESPONSABILIDAD.
Y poco más…
Fuente: www.regresoalhogar.com