L a M u j e r S a l v a j e
La Mujer Salvaje que llevas dentro puede ser una cazadora, una viajera,
una profeta, una soñadora. ¿Cuál sería la tuya?
Nuestra Mujer Salvaje nos conecta con la fuerza, con el poder
sexual, con el disfrute. Nos conecta con aquello que queremos, con el
camino y lo que nos hace avanzar. Es el poder que sale de las entrañas
y se manifiesta con sensualidad, con amor, con perspicacia, con dulzura, con
compasión hacia el exterior para hacerte el camino más fácil.
Si te mueves desde él todo adquiere su propio ritmo, su propio sentido. El
que tú hayas querido darle. Tu mujer salvaje ejerce un poder sobre ti.
Si la anulas, una parte de ti estará sin fuerzas, te sentirás desorientada, estarás
sin propósito. Hemos de encontrar la realización, el conocimiento propio,
expandir nuestra energía, y abrirnos a todas las cosas, aprender a perder el miedo.
Reconocernos permite la expansión, el crecimiento, la apertura; nos permite
desarrollarnos al máximo. Cuando reprimimos nuestro verdadero yo,
hacemos lo contrario: detenemos nuestro crecimiento, nos cerramos,
nos limitamos. No maduramos. Así pues, necesitamos expandir todos esos
maravillosos rasgos que poseemos y mostrarlos con orgullo. Aquellas
características que no son tan maravillosas comenzarán a cambiar y a
mejorar a medida que desarrollamos lo bueno que hay en nosotros.
Debemos aprender, atrevernos a ser todo lo que somos y no menos. Deberíamos
esforzarnos por enriquecernos y alcanzar la plenitud con la promesa de la realización.
He elegido como representante y como fuerza a la Diosa a Morrigan, fue la
protectora de las profecías y la adivinación. Es la diosa de la guerra, y por lo
tanto de la muerte. Pero también representa la renovación; la muerte que da a luz
a una nueva vida, el amor y el deseo sexual. Morrigan es doncella, madre y viuda,
una tríada de diosas.Siempre va acompañada de un cuervo. El cuervo maneja
el arquetipo de Lilith, la mujer salvaje que decidió adentrarse en las profundidades
de la oscuridad para conocerse y desde allí enfrentar sus demonios y, en
batalla a vida o muerte, derrotarlos y emerger así después como una mujer
renovada, libre y completa. Busca tu mujer salvaje y date el permiso de
sentir, de cambiar aquello que no te guste, de disfrutar, de destruir viejos
patrones y crear unos de nuevos, de ser libre, de ser tú.