EL "YO" TAN REAL
COMO TU SUEÑO DE ANOCHE
El problema es que el yo que creíste que era el tú real es un fantasma
que existe sólo como una abstracción en la mente - animado por la
complicada energía emocional de la separación- .
Es casi tan real como tu sueño de anoche. Y cuando dejas de pensar
en su existencia, deja de existir. Por eso es falso, lo que apura la
pregunta ¿quién o qué es el tú real?
En el núcleo del falso yo hay un vacío de deficiencia derivado de la
distracción esencial de nuestra propia divinidad, ya sea por un desarrollo
natural, por la desesperación, o simplemente por sucumbir al trance del mundo
con todas sus máscaras de decepción y severa obligación para conformarnos
a su locura. El falso yo orbita alrededor de este abismo vacío en su
núcleo, en el silencioso terror de la innombrable y anónima amenaza del olvido.
El falso yo es tanto un obstáculo como una puerta por la que tenemos que
pasar en nuestro camino del despertar hacia la dimensión del ser.
Conforme pasamos a través del vacío del yo, la identificación con el yo
muere, ya sea temporal o definitivamente, y nos revelamos (renacemos)
como presencia.
La presencia no es un yo en ningún sentido convencional.
No tiene ni apariencia ni forma, no tiene edad ni género.
Es una expresión del ser universal, la sustancia sin forma de la existencia.
La presencia no está sujeta al nacimiento o a la muerte; no pertenece
al mundo de las ‘cosas.’ Es la luz y el resplandor de la consciencia
en el que mundos enteros aparecen y desaparecen.
Fuente: www.presenciaconsciente.com