Círculo Transpersonal de mujeres,
un encuentro con la sabiduría que
late dentro
En toda mujer late una dimensión sabia y esencial que, tras el paso de los
años, anhela aflorar. Se trata de aquella dimensión relacionada con la femeneidad profunda.
Esta identidad, nombrada como ‘Sophia’ –sabiduría–, es intuitiva; es el saber
del alma, la sabiduría que mora en la mujer.
En el corazón de esta identidad profunda late la fuerza del amor; una fuerza cuya
silenciosa potencia es capaz de mover a la concordia y al crecimiento a otras muchas
mujeres que, al recordar su femeneidad profunda, pueden generar una
revolución amorosa de transformación y despliegue de valores hondos.
En una sociedad en la que predomina el acento masculino (predomina la razón,
el pensamiento analítico y el “modo hacer”; frente a la contemplación, la creatividad y
el “modo ser”), la dimensión femenina ha quedado más bien relegada y, a menudo, oculta.
Asimismo, la globalización, los ya imparables movimientos migratorios y otros
muchos factores, han generado una transformación en los modelos familiares.
Este hecho ha conllevado la progresiva desaparición de la “tribu familiar”,
interrumpiéndose así los ritos de iniciación de las mujeres en los “secretos de lo femenino”.
Se trataba de ritos por los que las mujeres maduras del clan transmitían el conocimiento
de lo Femenino a las mujeres jóvenes.
Estos cambios no son ni buenos ni malos: son una realidad.
Y si proyectamos la mirada hacia el futuro, parece que todo apunta
hacia la integración de los valores y modos de vida relacionados con la
dimensión femenina de la existencia:
Vida slow, recuperación de aficiones tales como el ganchillo o la pastelería,
revalorización de la creatividad en el mundo empresarial, mayor aceptación
social de las prácticas contemplativas (ya no resulta tan raro como antaño que alguien
afirme que medita), conciliación entre vida laboral y vida familiar, etc.
En este sentido, tal vez se pueda decir que las mujeres tenemos una misión
especial en la actual sociedad:
La misión de recuperar y cultivar la dimensión femenina, una dimensión
que “traemos incorporada” de forma natural.
Y qué mejor manera de realizar esta bella misión en sinergia junto a otras mujeres.
Cuando como mujeres hemos recorrido un camino de autoconciencia y madurez
emocional, la vida, tarde o temprano, nos pide devolver lo descubierto. Una de las formas
de compartir el “tesoro interior” es transmitiendo a otras mujeres lo descubierto.
Este es precisamente el propósito del Círculo Transpersonal de mujeres:
Propiciar un espacio en el que, en sinergia y comunicación auténtica con otras
mujeres, recordar y cultivar la dimensión femenina profunda.
La función de la Facilitadora Transpersonal
La Facilitadora Transpersonal es una mujer que, tras haber apostado
por su propio crecimiento y expansión, siente el anhelo de compartir con otras mujeres
lo descubierto.
En este sentido, el círculo de mujeres constituye el espacio en el que acompañar
a sus partícipes en un proceso de crecimiento integral, mediante la maduración personal
y la integración de la dimensión esencial.
La Facilitadora Transpersonal se siente comprometida con el crecimiento y cuidado
de un círculo de mujeres al que modera y motiva, al tiempo que facilita la expansión de
consciencia de sus componentes.
Lo transpersonal hace referencia al nivel de identidad que está más allá del
denominado “nivel–persona”.
En realidad, se trata del nivel espiritual propiamente dicho; ese plano que está más
allá de la cabeza pensante, y cuya dimensión trasciende a nuestra identidad ordinaria
de mujeres cotidianas con nombre, edad y otros detalles temporales que están
sujetos a cambios.
Lo transpersonal tiene que ver con la inteligencia del corazón; así como con la
comprensión, el amor y la intuición que en éste laten. Tiene que ver, asimismo, con
la paz que aflora en el silencio.
Lo transpersonal, en realidad, es esa dimensión sabia e infinita que somos en
esencia, y que aporta un sentido profundo a la vida.
Propósitos de un Círculo Transpersonal de Mujeres
Recordar el valor del amor a una misma, como requisito fundamental
para realmente amar a los demás.
Descubrir que la vida, por más obstáculos que nos presente, tiene sentido.
Desplegar la mujer transpersonal que somos en esencia, a través del cultivo
de la presencia en el cada día, abrazando con mayor complicidad y sosiego
los momentos de silencio consciente.
Descubrir la grandeza de la vejez, profundizando en la comprensión de que,
conforme una parte de nosotras declina, otra serena y radiante crece y se expande.
Desplegar una visión clara sobre la sexualidad y profundizar en los conflictos
vinculados con ésta.
Aprender a canalizar nuestras emociones en el momento de soltar a los hijos,
si los hubiere, y a relacionarnos con ellos desde el respeto y la sabia inspiración.
Cultivar una mirada sistémica, para evitar la transmisión de errores generacionales
y la adopción de roles que no nos corresponden.
Tomar consciencia de las veces que hemos entregado nuestro poder a los demás,
buscando afecto, compañía y reconocimiento.
Conectar con la concordia y el perdón.
Comprender que la felicidad radica en el privilegio de aliviar el sufrimiento de
otros; facilitar una liberadora expansión de consciencia.
Diferenciar el sufrimiento del dolor.
Profundizar en lo que subyace tras las pérdidas de seres queridos, abriéndonos
a la posibilidad de convertir el dolor en amor. Desplegaremos, asimismo, herramientas
de gestión de los propios duelos, capacitándonos para acompañar el de otras mujeres.
Recordar la gran diferencia existente entre la aceptación y la resignación,
así como entre el aislamiento y la soledad.
Tomar conciencia de la dependencia emocional y los efectos derivados del
“te quiero porque te necesito”. Establecer un claro discernimiento de lo que
significa ser una mujer independiente y llena de coraje, que al mismo tiempo sabe
cómo amar con todo su corazón.
Éstas, y muchas otras comprensiones, orientarán la mirada hacia temas
que profundizan en: los ciclos femeninos, la salud integral, la alimentación y el cuidado
del psico-cuerpo, el legado de las grandes místicas, etc.
Lo esencial es invisible a los ojos
A. Saint-Exupery
Fuente: www.escuelatranspersonal.com