ANTE LA PÉRDIDA SÉ
COMO LA MARIPOSA
Ante la pérdida sé como la mariposa y recuerda que, para que
nazca algo nuevo, siempre habrá algo que necesite morir.
Esa muerte es la posibilidad de un cambio, no es término ni final,
sino inicio de una nueva creación, de una nueva belleza.
Comprender este principio de vida, en que se considera la muerte
como parte de ella, es uno de los fundamentos de esta nueva
conciencia que estamos conquistando.
Esta conciencia es flexible porque se sustenta en una nueva
manifestación energética, una sin definiciones, y que permite el
cambio permanente como factor de creación.
La muerte es cambio, y no sólo me refiero a la muerte física que
conocemos y a la que muchas veces tanto tememos por aferrarnos a la
ilusión de la realidad como si fuera lo único que tenemos en nuestra existencia.
La muerte es algo permanente, seamos o no conscientes de ello.
La muerte se manifiesta en cada instante de nuestra vidas, pero nos
resistimos a sentirla porque nos confronta con nuestras dependencias
y nuestras creencias sobre cómo debe ser la vida.
Nuestra conciencia primordial no es temerosa, es una conciencia
que cree en la vida y en la naturaleza y que se entrega a ella.
Sin embargo, tras miles de años de historia, la humanidad ha ido
velando esta claridad para pretender controlar los fenómenos a su
alrededor y, con esto, creer que los sucesos que nos toca vivir son
determinados por fuerzas externas a nuestra voluntad.
El miedo a fluir y a ser en libertad se apoderó de nuestras mentes
y de nuestro corazón para dar paso a una conciencia limitada y
desempoderada, pero principalmente sin confianza.
Sin confianza ante la creación de la que somos parte como
un brote más. Nos alejamos de nuestra esencia, de nuestra naturaleza,
por creer que corríamos algún riesgo, que algo nos amenazaba.
Nos inundó el miedo y comenzamos a sobrevivir más que a vivir. Aun
sobrevivimos intentando controlar nuestro futuro, incluso al imaginarlo
como algo hermoso y positivo.
Pedimos paz, pedimos amor, pedimos armonía, justicia, solidaridad,
abundancia, etc., pero siempre desde la ilusoria tranquilidad
que nos puede otorgar el control.
La nueva conciencia, la nueva energía, no se mueve con los mismos
parámetros a los que estamos acostumbrados. La nueva conciencia
apela a la valentía de ser plenos ahora ya, en este instante.
Si logramos conectar con la confianza de que todo está en orden,
de que todo fluye armónicamente si dejamos que la energía transite su
camino sin pretender detenerla con nuestras creencias y miedos,
estaremos creando algo magnífico, inimaginable. De esta manera,
nuestros juicios incluso sobre qué es el amor, la paz o la armonía, desaparecerán.
Daremos paso a algo nunca antes vivido, por lo que no podemos
ni siquiera darle una forma determinada.
¡Enhorabuena! La mente humana necesita volver a ser un
instrumento más que el ente gobernante, para dar paso al corazón,
uno que no juzga ni teme, y que incluso considera la parte más oscura
de sí mismo como una experiencia hermosa y nutritiva, porque
comprende, porque entiende que este juego lo creamos todos, que no
hay casualidades y que somos uno manifestado en particularidades.
Sólo el miedo nos puede llevar a la destrucción, sólo el control
nos instala en un escenario catastrófico…, si en algo queremos aportar
a esta hermosa conciencia que nos cobija llamada Gaia, cuyo cuerpo
es nuestro planeta, lo podemos hacer confiando en
ella como una entidad despierta.
Ella está cambiando, se está permitiendo morir para dar paso a algo
nuevo, a un nuevo viaje al cual nos invita, pero sólo estarán con ella
quienes abran su corazón y no le teman más al cambio.
El cambio interior dará paso a este cambio exterior. Nuestro corazón
limpio aportará lo necesario para que la Tierra nazca nuevamente. Tú
estás muriendo a cada instante, todo en la vida tiene un término que
da paso a un nacimiento, cada segundo es una nueva vida.
En la naturaleza, todo animal, toda planta, toda roca, todo es una
conciencia de vida, aunque nosotros no lo sintamos todavía. Ellos están
en este viaje al igual que nosotros, pero con la diferencia de que su
conciencia es pura y por eso pueden fluir y navegar en la corriente de
una energía que no se detiene.
La extinción, la muerte de especies no responde más que al cambio
para que nuevas formas ser manifiesten.
Y en este reino de confianza nos podemos referir al vuelo casi sin
forma y errático de una mariposa, que casi parece que no sabe volar,
porque creemos saber cómo se debe volar.
La vida de la mariposa es igual que su vuelo, aparentemente
errático, indefinido, extraño, casi sin objetivo claro porque su vuelo
final no dura más que unos días.
Ella es una maestra del no miedo, de la confianza ante la vida,
de la muerte permanente porque no le teme al cambio.
Y nosotros nos estamos dando la oportunidad de volar de
la misma manera, porque quisimos que un cambio mayor se
manifestara, pero ahora estamos aterrados ante los sucesos
externos, ante lo que “sufre” el planeta…
¿y cómo “sufre” la mariposa en su corta existencia?
De larva que se arrastra a un capullo que la aprisiona…,
y todo esto para un vuelo de cortos días.
Si leemos sin juicio lo que la vida nos muestra día a día, desde
la vida de una mariposa hasta las catástrofes más dolorosas, podremos
ver en ello los colores y la belleza de algo nunca antes considerado
por nuestro corazón temeroso…, una nueva conciencia que está
dando paso a una nueva forma, una sin apariencia conocida. Y no
se trata de sentarse a ver qué pasa afuera, sino de que brilles en tu
interior con mayor fuerza, en confianza y sin miedo a brillar.
Esa luz se entrega al proceso, pero no controla…
Somos hijos de nuestras decisiones, y la “primera” que tomamos es
estar aquí en estos tiempos, por lo tanto honremos a quienes nos dieron
su lugar, y entreguémonos a esa conciencia primordial de confianza.
No más miedo a lo que vendrá porque nadie lo conoce, y mientras
más queramos darle una forma determinada por el juicio de lo que
es bueno o malo, más limitamos la manifestación de los prodigios
que somos capaces de crear.
¿Te atreves a volar como te salga, sin forma alguna?
¿Te atreves a ser libre?
R. Cabrera
Fuente: evolucionconsciente.org