Aférrese a «Yo soy»
(1ª parte)
Interlocutor: ¿Está usted alguna vez alegre o triste?
¿Conoce usted la felicidad y el sufrimiento?
Maharaj: Llámelos como usted quiera. Para mí son solo
estados de la mente, y yo no soy la mente.
Int: ¿Es el amor un estado de la mente?
Mah: Nuevamente, depende de lo que usted entienda
por amor. El deseo es, por supuesto, un estado de la
mente. Pero la realización de la unidad es más allá de la mente.
Para mí, nada existe por sí mismo. Todo es el Sí mismo, todo
es mí mismo. Verme a mí mismo en todos,
y a todos en mí mismo, es certísimamente amor.
Int: Cuando veo algo agradable, lo quiero.
¿Quién lo quiere exactamente? ¿El sí mismo o la mente?
Mah: La pregunta está mal hecha. No hay ningún «quien».
Hay deseo, temor, cólera, y la mente dice —esto es mí
mismo, esto es mío. No hay ninguna cosa a la cual pueda llamarse
«yo» o «mío». El deseo es un estado de la mente,
percibido y nombrado por la mente.
Sin la mente que lo perciba y lo nombre,
¿dónde está el deseo?
Int: ¿Pero hay una cosa tal como percibir sin nombrar?
Mah: Por supuesto. Nombrar no puede ir más
allá de la mente, mientras que
percibir es la consciencia misma.
Int: ¿Cuando alguien muere, qué acontece exactamente?
Mah: Nada acontece. Algo deviene nada.
Nada era, nada queda
Int: Ciertamente hay una diferencia entre vivo y
muerto. Usted habla vivo como muerto
y muerto como vivo
Mah: ¿Por qué se inquieta usted por un solo
hombre que muere y se olvida
de los millones que mueren cada día?
Universos enteros implotan y explotan a
cada instante —¿acaso voy a ponerme yo a llorar
por ellos? Una cosa está
completamente clara para mí: todo lo que es,
vive y se mueve y tiene su ser en la
consciencia y yo soy en esa consciencia y más allá de
esa consciencia. Yo soy en ella como el
presenciador. Yo soy más allá de ella como Ser
Int: Ciertamente usted se preocupa cuando su hijo
está enfermo, ¿no es así?
Mah: No me lleno de desasosiego. Hago lo
necesario. No me inquieto por el futuro
En mi naturaleza hay una adecuada respuesta
a cada situación. Yo no me paro a
pensar lo que tengo que hacer. Actúo y sigo
adelante. Los resultados no me afectan.
Ni siquiera me cuido de si son buenos o malos.
Sean lo que sean, son —si vuelven
a mí, los trato de nuevo. O, más bien, me acontece
que los trato de nuevo. No hay ningún
sentido de propósito en mi hacer algo. Las cosas
acontecen como acontecen —no
debido a que yo las haga acontecer, sino que
debido a que yo soy ellas acontecen.
En realidad nunca acontece nada. Cuando la mente
está agitada, hace que Shiva dance,
lo mismo que las agitadas aguas del lago hacen
que dance la luna. Es todo
apariencia, debida a ideas falsas
Int: Ciertamente, usted es consciente de muchas
cosas y se comporta de acuerdo con su naturaleza.
Usted trata a un niño como un niño y a un adulto como un adulto
Mah: Lo mismo que el sabor de la sal impregna
el gran océano y cada minúscula
gota de agua de mar lleva el mismo sabor,
así cada experiencia me da el toque
de la realidad, la realización
siempre fresca de mi propio ser.
Int: ¿Existo yo en su mundo, como usted existe en el mío?
Mah: Por supuesto, usted es y yo soy.
Pero solo como puntos en la
consciencia; nosotros no somos nada aparte de
la consciencia. Esto debe comprenderse
muy bien: el mundo pende del hilo de la consciencia; ninguna
consciencia, ningún mundo
Int: Hay muchos puntos en la consciencia;
¿hay otros tantos mundos?
Mah: Tome usted el sueño por ejemplo. En
un hospital puede haber muchos pacientes,
todos durmiendo, todos soñando, cada uno soñando
su propio sueño privado, personal, incomunicado, inafectado,
con un único factor en común —la enfermedad. Similarmente,
nosotros nos hemos divorciado en nuestra imaginación
del mundo real de la experiencia común y nos hemos
encerrado a nosotros mismos en una nube de deseos y temores,
de imágenes y pensamientos, de ideas y conceptos personales.
Int: Esto puedo comprenderlo. ¿Pero cuál podría
ser la causa de la tremenda variedad
de los mundos personales?
Mah: La variedad no es tan grande. Todos los
sueños están sobreimpuestos sobre un mundo común.
En alguna medida se configuran y se influencian entre sí.
La unidad básica opera a pesar de todos. En la
raíz de todo ello está el olvido de sí mismo;
no saber quien soy yo
Int: Para olvidar, uno debe saber.
¿Sabía yo quien soy yo, antes
de haberlo olvidado?
Mah: Por supuesto. El olvido de sí mismo es
inherente al conocimiento de sí mismo. La consciencia
y la inconsciencia son dos aspectos de una sola vida.
Ambos coexisten. Al conocer el mundo usted
olvida el sí mismo —al conocer el sí mismo usted olvida el
mundo. ¿Qué es el mundo después de todo? Una colección
de recuer-dos. Aférrese a una sola cosa, a saber,
aférrese a «yo soy» y deje partir todo lo demás. Esto
es sadhana. En la realización no hay nada que atrapar ni
nada que olvidar. Todo se conoce, nada se recuerda.
Fuente: extracto del Libro Yo Soy Eso, de Sri Nisargadatta Maharaj