La puerta del amor
se llama libertad
Es muy frecuente pensar que la libertad tan solo aparece cuando
se da una ausencia de reglas, cuando en realidad la libertad como estado de
conciencia por su profunda conexión con la coherencia cardíaca, aparece
entre las reglas asumidas y a pesar de ellas.
El amor es un estado de consciencia profundo, y bien sabemos que,
aunque llamamos amor a las exaltaciones de los deseos y a toda la gama
de sentimientos que nacen en torno a la admiración y la belleza, no es
ese amor precisamente el que buscamos. En realidad, el camino del ser
humano por la vida es un laberinto hacia el sí mismo primordial que se
recorre de forma más nutritiva cuando se puede compartir desde el
amoroso compromiso con los valores emanados de la Esencia.
El decadente patriarcado actual vive en el despiste, un despiste
economicista y competitivo, en el que la violencia, el miedo y el dominio
jerárquico se han hecho con el paradigma oficial. Muchos hombres y mujeres
sienten que tiene que haber otro mundo. Un mundo en dónde la cooperación,
el respeto y la compasión dinamicen la economía, la política y la educación,
conformando una actitud creativa, plena de inteligencia cardíaca.
El cambio de paradigma sucede de dentro afuera y comienza por
hacer en nosotros, aquello que admiramos en nuestras más íntimas utopías.
Bien sabemos que nuestro deseo de ver un mundo mejor, tan sólo será
posible si comenzamos por ordenar y clarificar desde la veracidad nuestro
pequeño mundo afectivo de pareja y familia. Desde ahí, desde el pequeño
orden de nuestra vida cotidiana, estaremos en condiciones de que cosas
más grandes nos vengan a buscar para que las realicemos.
Una vez confrontado y reorientado nuestro pequeño territorio y tras
revisar los flecos que nos quedan del rancio modelo patriarcal, podemos
preguntarnos: ¿Cómo se puede llamar lo que viene como
sustituto al milenario Patriarcado?
Y por más que busco un titulo al nuevo paradigma, no se me ocurre
otra cosa que proponer del Patriarcado al Cardiarcado.
¿En base a qué? En realidad, el Patriarcado es la consecuencia
de la hipertrofia racionalista en detrimento de aspectos ecológicos y
afectivos de nuestra profunda humanidad y que la emergente neurología
del corazón reúne en integrado sentir.
Actualmente es la vanguardia neurológica de la Humanidad la que
otorga al corazón y la consiguiente Coherencia Cardiaca la responsabilidad
desde la que construir avenidas de relación profunda con el otro en el seno
de un mundo cooperativo y compasivo. Y eso no es otra cosa que Cardiarcado.
En realidad, sólo desde la Inteligencia del corazón, que no es la
inteligencia del sentimiento, ni de la emoción, sino de la Esencia y el núcleo
del Ser, podremos emitir una música en el mundo que suene afinada y
proporcione a la Humanidad unas relaciones auténticas y creativas.
Muchos seres sentimos ya la llegada de un nuevo amanecer en el
campo global de una Humanidad que crisis tras crisis se renueva vertiginosa.
El Patriarcado cae inexorable en su propio ombligo entrópico, al tiempo que
el incipiente Cardiacado surge en el interior de muchos seres que como tú
y como yo lo vivimos como pleno de vitalidad sanadora y resonancias
con el Misterio de lo Transpersonal.
Fuente: www.josemariadoria.com