El Poder
Sanador del
A M O R
Está científicamente demostrado que si te concentras en una
parte de tu cuerpo con pensamientos amorosos y positivos, aumenta
el riego sanguíneo en esa zona en concreto. Así puede comenzarse
un proceso de curación o de vitalización de esa región corporal.
El don de amar es algo que todos llevamos dentro. Cuando pensamos
en el amor, el aprendizaje de nuestra mente nos lleva enseguida a la
relación entre dos personas, parece que sólo podemos conocer el
amor cuando alguien aparece en nuestra vida, pero el amor
es mucho más que eso.
Es un poder, una fuerza, una energía luminosa que está al alcance
de todos, que vive en nuestro interior y que podemos usar siempre
que queramos, al margen de que estemos solos o acompañados.
Es más, cuando amamos a alguien el amor sale de nuestro
interior hacia el objeto o persona amada.
El don de amar no nos lo da nadie, es algo que tenemos
dentro aunque puede haber personas y situaciones que
lo despierten, que nos estimulen a hacerlo.
El Manantial de la Felicidad
El poder del amor no se refiere solo a esa capacidad de dar gozo
o de servir a los demás, también tiene otras cualidades
fundamentales: la de curar, la de iluminar la oscuridad. De esta
capacidad del amor de curar, de iluminar y solucionar cualquier
conflicto es de lo que hoy quiero hablaros. La fuente del amor está
en lo que en el yoga se conoce como el chakra corazón y podemos
abrirla con ejercicios adecuados y con la correspondiente actitud mental.
Basta con que nos concentremos en nuestro corazón buscando
encontrar esa luz, esa fuerza que nos llenará de gozo, de alegría y
también de poder. Este es el primer uso legítimo y válido que
podemos hacer de su energía: sentirnos bien, vivir esa plenitud
del amor dentro de nosotros llenando todo nuestro ser.
Ser conscientes de esto es importante porque hay personas
que viven solas y esperan, a veces con inquietud encontrar una
pareja para gozar de sus dulces frutos. También hay personas que
viven en pareja pero sienten que no son amados como necesitan
y esperan ser mejor amados para gozar del amor.
Para todos ellos existe la posibilidad de buscar y encontrar
dentro ese manantial del amor luminoso que les llenará de dicha.
Entonces el encuentro con el amante que andamos buscando
será más posible y fructífero, también la posibilidad de
entendernos, de superar las dificultades y ser felices
con nuestra pareja será más real.
Hablando con tu cuerpo
Decía al principio que si nos concentramos con amor en un
órgano enfermo -o sano- aumenta el riego sanguíneo en esa
zona, es decir, aumenta la posibilidad de sanarlo. ¿Cómo se
hace esto?. Basta con concentrarte en tu estómago, tu hígado,
en aquella parte que está mal para darle todo el amor
que es capaz de dar tu corazón.
Naturalmente que esto no implica que no se vaya al médico
o se tome la medicación adecuada, pero además podemos
mandar amor a nuestra parte enferma y de la misma
forma a otra persona que lo necesite.
Así aumentamos las posibilidades de curación. Al igual que
una madre da todo su amor y ternura a su hijo enfermo al
margen de ponerlo en manos del médico, también podemos
hacer lo mismo con nuestra parte dañada.
Mentalmente se hace concentrándose en ella y viendo
cómo se llena de luz. Emocionalmente es mandarle todo
nuestro amor, todo nuestro apoyo y ternura al igual que si
lo estuviésemos haciendo con una persona.
Si alguien que queremos enferma seguramente nos inspirará
ternura, compasión y amor. Si queremos hacer algo por esa
persona debemos dárselo con espíritu positivo, es decir, dándole
ánimos, confianza e infundiéndole la seguridad de que se
curará. Pues lo mismo debemos hacer con nuestra parte
enferma, es algo nuestro, cierto, pero es también un ser vivo
que vive dentro de nosotros y así debemos tratarlo, con el
mismo amor que daríamos a nuestro amante más amado.
Esto nos ayudará de una forma muy poderosa en el proceso
de curación. Iluminando los conflictos Pero esta capacidad
de sanar del amor va todavía más allá. Podemos hacer lo
mismo con cualquier problema, con cualquier situación
difícil, con cualquier conflicto que tengamos. Podemos esforzarnos
en ver esa situación desde el amor, en verla desde nuestro
corazón y mandarla esa luz y esa fuerza amorosa
que vive en nuestro corazón.
Quizá mental o intelectualmente no veamos la solución
pero si comenzamos a tratar de ver ese conflicto con los
ojos del amor, será como cuando en una habitación llena de
tinieblas abrimos de par en par las ventanas para que se
llene con la luz del sol. La oscuridad se disipará.
Entonces, casi sin darnos cuenta, si nos mantenemos en esa
actitud, aunque al principio no veamos las soluciones, la luz del
amor con que iluminamos esa situación nos hará encontrarlas,
hará que, como en el caso del órgano enfermo, la conflictiva
situación vaya sanándose poco a poco. No debemos
menospreciar el poder sanador del amor, su capacidad de
dar luz, de curar y arreglar cualquier conflicto.
Quizá no baste sólo el amor, quizá sean necesarias otras
actuaciones pero seguramente que su fuerza ayudará en
su solución. Incluso, a veces puede hacer realmente milagros,
pues en esa fuerza se basa el poder de los grandes sanadores.
¿Cómo cultivar este poder?
La actitud mental y los ejercicios adecuados te
ayudarán pero quizá baste con que cada día te concentres
en tu corazón, que busques en tu interior esa fuente de
plenitud y felicidad, que quieras sentir el amor que vive
dentro de ti sin tener que buscarlo fuera.
Entonces, cuando lo encuentres, cuando lo sientas, extiéndelo
por todo tu cuerpo, que cada una de tus células participen
de tu dicha y partiendo de esa alegría, de ese gozo, de esa
plenitud, deja que tu amor vaya hacia fuera, deja que ilumine
a otras personas, que lleva su luz a cualquier
conflicto que tengas. Entonces ya nada será igual,
porque amándote realmente no sólo amarás mejor a
los demás sino que también amarás a la vida y
disfrutarás de todo su gozo, de toda su plenitud
Fuente: www.vivetantra.com