¿AMAMOS COMO NOS
LO MERECEMOS?
ESTA FORMA DE VER LAS RELACIONES
CAMBIARÁ POR COMPLETO
EL SIGNIFICADO QUE LE DAS
A LA PALABRA "AMOR"
Usamos las palabras para comunicarnos todo el tiempo;
sin embargo, la mayoría de las veces no podemos definir su
significado, especialmente cuando se trata de conceptos abstractos.
Es así como empezamos a hablar sin reparar en que quizás lo
que decimos no corresponde con lo que queremos decir.
Cuando hablamos de amor esto sucede con mayor facilidad,
pues al amor le atribuimos conductas y prejuicios que no son
necesariamente amorosos, y que además no parten
de nuestras verdaderas creencias. Por otro lado,
no todas nuestras interpretaciones sobre el amor son
negativas, pues cualquiera que haya dado este salto de
fe sabe que el amor sigue siendo un misterio, tal vez
el mayor misterio de la experiencia humana.
Esto es lo que explora Thich Nhat Hanh, monje, maestro,
activista y nominado al premio Nobel de la Paz, en el libro
How to Love (Cómo amar), una sencilla recopilación de sus
inmejorables conocimientos sobre la más compleja y gratificante
potencialidad humana. También conocido como Thay (“maestro”
en vietnamita), este monje se inició como activista pacífico
durante la guerra de Vietnam, razón por la cual
vivió en el exilio por más de 30 años.
Es decir, Thay es un autor que realmente sabe de lo que
habla, y para aproximarse a sus textos sólo hace falta una cosa:
disposición. Solamente hay evitar caer en la patología occidental
del cinismo --nuestro mecanismo de protección por excelencia--
que califica cualquier cosa que no es convencional en nuestra
cultura como simplista, ingenua, hippie o improductiva.
Y es que en el corazón de las enseñanzas de Nhat Hanh
se encuentra la valiosa idea de que "la comprensión es el otro
nombre del amor", que amar a otro significa comprender
plenamente su sufrimiento. Y aquí cabe aclarar que aunque
la palabra sufrimiento suena bastante dramática, para el
budismo se refiere a cualquier fuente de profunda insatisfacción,
ya sea física, psicoemocional o espiritual. Así pues,
comprender y ser comprendido es lo que todo el mundo necesita.
Incluso si lo entendemos a nivel teórico, habitualmente
quedamos atrapados en nuestras propias fijaciones, deseos
y pensamientos. Esto nos impide ofrecer esa comprensión expansiva.
Hanh ilustra este desajuste de escalas con una metáfora:
Si viertes un puñado de sal en un vaso de agua, el agua
se vuelve imbebible. Pero si viertes la sal en un río, la
gente puede seguir sacando el agua para cocinar, lavar y beber.
El río es inmenso, y tiene la capacidad de recibir, abrazar y
transformar. Cuando nuestros corazones son pequeños,
nuestro entendimiento y compasión son limitados, y sufrimos.
No podemos aceptar ni tolerar a otros y sus
deficiencias, y exigimos que cambien.
Pero cuando nuestros corazones se expanden, estas
mismas cosas no nos hacen sufrir más. Tenemos mucha
comprensión y compasión y podemos abrazar a otros. Aceptamos
a los demás como son, y luego tienen la oportunidad de transformarse.
La pregunta entonces es cómo cultivar nuestro propio corazón,
lo cual comienza con el compromiso de comprender y ser
conscientes de nuestro propio sufrimiento:
Cuando alimentamos y apoyamos nuestra propia felicidad,
estamos alimentando nuestra capacidad de amar. Es por eso
que amar significa aprender el arte de nutrir nuestra felicidad.
Comprender el sufrimiento de alguien es el mejor regalo
que puedes dar a otra persona. La comprensión es el otro nombre
del amor. Si no lo entiendes, no puedes amar.
Sin embargo, estamos habituados y “programados” socialmente
para imitar patrones de comportamiento en donde las relaciones
“amorosas” no se expresan de forma amorosa ni comprensiva,
sino que son el reflejo de nuestros miedos y prejuicios, y esto
se transmite en nuestra educación emocional sin
que seamos conscientes de ello:
Si nuestros padres no se amaban ni se entendían,
¿cómo podemos saber cómo es el amor? La herencia más
preciosa que los padres pueden dar a sus hijos es su propia
felicidad. Nuestros padres pueden ser capaces de dejarnos
dinero, casas y tierras, pero pueden no ser personas felices.
Si tenemos padres felices, hemos recibido la
herencia más rica de todas. Nhat Hanh
señala la diferencia trascendental entre el enamoramiento
--que reemplaza cualquier comprensión real del otro con
una fantasía de quién puede ser para nosotros-- y el amor verdadero:
A menudo, nos enamoramos de alguien no porque
realmente lo amemos y lo entendamos, sino para distraernos
de nuestro sufrimiento. Cuando aprendemos a amar y
comprendernos a nosotros mismos, y tenemos verdadera
compasión de nosotros mismos, entonces realmente
podemos amar y entender a otra persona.
Y esto no sólo sucede en las relaciones de pareja,
sino que ocurre en cualquier relación interpersonal,
pues de la comprensión incompleta de nosotros mismos
surgen nuestras infatuaciones ilusorias, que
Nhat Hanh capta con sabiduría e ingenio:
A veces nos sentimos vacíos; sentimos un vacío, una gran
falta de algo. No sabemos la causa, es muy vaga, pero esa
sensación de estar vacío por dentro es muy fuerte.
Esperamos y esperamos algo mejor, así nos sentiremos
menos solos, menos vacíos. El deseo de entendernos a
nosotros mismos y de comprender la vida es una sed profunda.
También existe la profunda sed de ser amado y de amar.
Estamos listos para amar y ser amados. Es muy natural.
Pero porque nos sentimos vacíos, tratamos de
encontrar un objeto de nuestro amor.
A veces no hemos tenido tiempo de entendernos, pero
ya hemos encontrado el objeto de nuestro amor. Cuando
nos damos cuenta de que todas nuestras esperanzas y
expectativas, por supuesto, no pueden ser cumplidas por
esa persona, seguimos sintiéndonos vacíos. Quieres encontrar
algo, pero no sabes qué buscar. En todos hay un deseo y
una expectativa continuos; en el fondo, todavía esperas algo
mejor que suceda. ¡Es por eso que revisas tu
correo electrónico muchas veces al día!
Por otro lado, el amor verdadero y veraz está arraigado
en cuatro elementos: la bondad amorosa, la compasión, la
alegría y la ecuanimidad. El primero de ellos trata esta relación
dialógica entre nuestro propio sufrimiento y nuestra capacidad
para entender completamente a nuestros seres queridos:
La esencia de la bondad amorosa es poder ofrecer felicidad.
Usted puede ser el Sol para otra persona. No puedes ofrecer
felicidad hasta que la tengas por ti mismo. Así que construye
un hogar dentro de ti aceptándote a ti mismo y aprendiendo
a amar y sanarte. Aprende a practicar la atención plena de tal
manera que puedas crear momentos de felicidad y alegría para
tu propio alimento. Así tendrás algo que ofrecer a la otra persona.
[...]
Si tienes suficiente comprensión y amor, entonces cada
momento --ya sea durante el desayuno, mientras manejas, riegas
el jardín, o haces cualquier otra cosa en tu día-- puede
ser un momento de alegría. Esta interrelación del yo
y del otro se manifiesta también en el cuarto elemento, la
ecuanimidad, la palabra sánscrita para la cual upeksha
también se traduce como "inclusividad" y "no discriminación":
En una relación profunda, ya no hay un límite entre la otra persona
y tú. Tú eres ella y ella eres tú. Su sufrimiento es tu sufrimiento.
Tu comprensión de tu propio sufrimiento ayuda a tu ser querido
a sufrir menos. El sufrimiento y la felicidad ya no son asuntos
individuales. Lo que le sucede a tu ser amado te sucede a ti.
Lo que te pasa a ti le sucede a tu ser amado.
[...]
En el amor verdadero, no hay más separación o
discriminación. Su felicidad es tu felicidad. Ya no
puedes decir: "Ése es tu problema".
La naturaleza está llena de ejemplos de mutualismo
e interdependencia. Al mismo tiempo, la confianza y
el respeto dan lugar a la profunda mutualidad del amor:
Cuando amas a alguien, tienes que tener confianza. El amor
sin confianza todavía no es amor. Por supuesto, primero tienes que
tener respeto y confianza en ti mismo. Confía en que tienes una
naturaleza buena y compasiva. Tú eres parte del universo, tú estás
hecho de estrellas. Cuando miras a tu ser querido, ves que también
él está hecho de estrellas y lleva la eternidad adentro. Mirando de
esta manera, naturalmente sentimos reverencia. El verdadero
amor no puede existir sin confianza y respeto por uno
mismo y por la otra persona. Y el mecanismo esencial
para establecer tal confianza y respeto es escuchar.
Amar sin saber cómo amar hiere a la persona que amamos.
Para saber amar a alguien, tenemos que entenderlo.
Para entenderlo, necesitamos escucharlo.
[...]
Cuando amas a alguien, debes tener la capacidad de traer
alivio y ayudarlo a sufrir menos. Esto es un arte. Si no entiendes
las raíces de su sufrimiento, no puedes ayudar, así como un
médico no puede ayudar a curar su enfermedad si no conoce la causa.
Necesitas entender la causa del sufrimiento de tu ser
querido para ayudar a traer alivio.
[...]
Cuanto más entiendes, más amas; cuanto más amas, más
entiendes. Son dos lados de una realidad. La mente del amor
y la mente de la comprensión son iguales.
Nhat Hanh considera la forma en que la noción del "yo" egótico
y separado interrumpe el flujo dialógico del entendimiento del otro:
A menudo, cuando decimos "te amo" nos centramos
principalmente en la idea del "yo" que está sintiendo el amor
y menos en la calidad del amor que se está ofreciendo. Esto
es porque estamos atrapados por la idea de uno mismo. Creemos
que tenemos un yo. Pero no existe tal cosa como un yo individual
separado. Una flor se hace solamente de elementos de la no flor,
tales como clorofila, luz del Sol, y agua. Si quisiéramos eliminar
todos los elementos no florales de la flor, no quedaría flor. Una
flor no puede ser sola. Una flor sólo puede estar en
interrelación con todos nosotros... Los humanos también son
así. No podemos existir por nosotros mismos y nada más.
Sólo podemos estar en interrelación con lo demás. Soy hecho
solamente de elementos no-yo, tales como la tierra, el Sol,
padres, y antepasados. En una relación, si usted puede ver la
naturaleza del interser entre usted y la otra persona, usted
puede ver que su sufrimiento es tu propio sufrimiento, y su
felicidad es tu propia felicidad. Con esta forma de ver, hablas
y actúas de manera diferente. Esto en sí mismo
puede aliviar tanto sufrimiento.
…Y quizás esta forma de hablar del amor se parece más al amor.
Fuente: www.pijamasurf.com